🌕🍓 Luna de Fresa: el umbral del deseo maduro
Por Alquimia Nocturna
No todas las lunas hablan en voz baja. Algunas susurran en la piel. Y otras, como la Luna de Fresa, despiertan antiguos hechizos escondidos en el deseo.
✧ ¿Por qué se llama Luna de Fresa?
Este nombre ancestral no proviene del color, sino del momento sagrado de cosecha. Para muchos pueblos originarios del norte —como los Algonquinos— esta luna marcaba el tiempo exacto para recolectar las primeras fresas silvestres. Frutas que no nacen con prisa, sino con sol, paciencia y tierra fértil.
La Luna de Fresa no es una promesa...
Es un recordatorio: lo dulce llega cuando estás lista para recibirlo.
✧ Energía mágica de esta luna
Esta luna llena ocurre cerca del solsticio de verano. Es una luna de expansión sensorial, cosecha emocional y maduración del deseo. Su vibración nos invita a:
- Reconectar con el placer como alimento.
- Disfrutar lo que ya floreció, sin miedo ni juicio.
- Abrirnos a relaciones que nutren, no que exigen.
- Convertir la sensualidad en ritual.
Mientras el mundo corre, esta luna te susurra:
“Baja el ritmo. Hay magia en saborear lo que has cultivado.”
✧ Rituales alquímicos bajo la Luna de Fresa
En Alquimia del Placer, creemos que cada luna es un portal.
Y esta… es uno que se abre desde la boca hasta la raíz del cuerpo.
𝑅𝑖𝑡𝑢𝑎𝑙 𝑑𝑒 𝑒𝑛𝑡𝑟𝑒𝑔𝑎 𝑠𝑒𝑛𝑠𝑢𝑎𝑙:
- Prepara tu altar lunar: fresa fresca, vela roja, esencia floral o frutal, cuarzo rosado y una copa de agua lunar.
- Vístete con piel desnuda o tela ligera. No para seducir a otros, sino para volver a sentirte tú.
- Unta tu cuerpo con un aceite sagrado, lento, como si hablaras en silencio con cada parte de ti.
- Recita este hechizo frente al espejo:
“Donde hay dulzura, hay poder. Donde hay deseo, florece mi verdad.” - Y si deseas compartir, hazlo como una danza sin metas, solo presencia.
✧ ¿Qué portales abre esta luna?
- El portal del amor propio que no se disculpa.
- El del placer que madura lento.
- El de los cuerpos que no compiten, solo sienten.
Esta luna no viene a darte respuestas, sino a recordarte algo esencial:
Tú también eres fruta sagrada. Y mereces morder tu dulzura sin miedo.